Este era su primer día de clases en aquella enorme escuela, era de hecho, la primera que vez que asistía a una escuela normal, ya que siempre había recibido su educación en casa con maestros particulares o con ayuda de sus ‘hermanos’. Por lo tanto estar en ese lugar desconocido lo hacía sentirse un poco inquieto y ansioso, pero claro, no demostraría debilidad ante gente desconocida, a ningún estudiante más joven o más viejo, ni a ningún superior. Estaría sereno, al menos eso intentaría.
Paseándose por los corredores que rodeaban la oficina, intentaba calmarse un poco y ver lo positivo de esta nueva experiencia, después de todo, había sido una orden de Padre el que Misha entrara a un instituto como un estudiante normal, y para él no había nada más importante. Pero odiaba tener que haber ido solo hasta ese lugar sin conocer a nadie. Mientras esperaba.. se puso a contemplar los cuadros y retratos de las paredes hasta que llego a una pequeña banca y se quedo ahí sentado, casi somnoliento, el madrugar no era su fuerte…