Miro el lugar, era enorme. Realmente era un sitio precioso y muy agradable. Estaba lleno de gente y se sentia un poco nervioso. Apreto su conejito de peluche entre sus manos, y se mordi el labio nervioso, antes de soltar una risita divertida.
-No te preocuper Sr. Krunk... aqui seremos felices-le dijo a su conejo, antes de comenzar a arrastrar el bolso con rueditas en el que traia sus pertenencia-. Espero conocer a alguien pronto... estoy muy ansioso. ¿Tu no, Sr. Krunk?-le pregunto sonriendo.