El día pasaba algo rápido, una nube se poso sobre la mansión mientras el mayordomo se adentraba al bosque, intentaba encontrar a su amo perdido, que como todos los días después de su desaparición lo buscaba por todos lo lugares. Inclusive utilizaba con inutilidad el contrato. Todos los días era lo mismo, no podía encontrarle, a tal grado que el contrato se removió y Sebastian quedo libre. ¿Posible? Si, en la normativa que el tenia, estaba estipulado que si el amo, o el mayordomo se separaban por un tiempo indeterminado pero el mayordomo aun deseaba servirle a aquella alma, solo debía encontrar al joven y re abrir el contrato de manera inmediata. Sin embargo la situación se tornaba difícil pues la joven alma, era muy codiciada y cualquier demonio podría haberla podido tomar y sin nada que Sebastian pueda hacer algo al respecto, pues no ha podido encontrarlo, o será el sello que Hanna puso en aquel chico?
Tal vez, uno nunca sabe a que se atiene, en especial con un joven de vida indefinida. O eso era lo que Sebastian creía fielmente de su joven bocchan, pues aun lo considera como su amo, jamás irrumpiendo el cariño que le había tenido en aquel momento. Y por ello se odiaría si el joven Ciel había logrado tener otro sirviente demonio como el. Se odiaría por completo, el haber fallado una misión como esa, y haber fallado –en especial- con sus habilidades para poder hallar lo único por lo que se mantenía caminando por esos lugares. Buscando sin cesar al joven, esperanzado de poder encontrarle.