¿Cappuccino? [Libre~]

...7 de la noche y ya estaba ahí en la cafetería. Todo el día había estado aburrido y sin nada qué hacer. Aunque quizá disfrutar esos días de tranquilidad sería lo suyo de ahora en adelante, ya que no tenía nada o nadie a quién ver o hacer.

La tranquilidad también era agobiante. Pero no tenía más remedio. Después de todo no era tan social como cuando era más joven.

-...y fue mi culpa. -se reprochó a sí mismo, aún quedaba en su mente el recuerdo de aquel joven a quién había querido tanto. Pero el pasado era pasado. O al menos eso quería creer de nuevo. Tenía que comenzar otra historia y estaba dispuesto a hacerlo con tal de poder "vivir" de nuevo.

Se sentó en un rincón de la cafetería. Un mesero vino a pedirle la órden y él sólo pidió un cappuccino... ¿qué debía de hacer? no lo sabía. Quizá sólo disfrutaría unos momentos aquella bebida y después se iría.

Su tía le había enviado a hacer unos encargos, ya tenía tiempo en su casa, apenas si tenía deseos de salir, siendo que antes no tenía deseos de ir a casa, pero no era como si simplemente pudiera decirle que no a su tía, por lo que había terminado haciendole caso, al parecer la cafetería había pedido demasiado cargamento de té y café, por lo que su tía había decidido comprar una parte pequeña para servir en el restaurante por lo que terminó en aquel lugar; en lo que el encargado estaba buscando el pedido comenzó a pajarear por un momento cuando su vista terminó encontrandose con una figura que para su desgracia era demasiado conocida, era como si le hubiese caído un balde de agua helada, su rostro generalmente inexpresivo mostraba una gran sorpresa,su respiración se había detenido, y su corazón dolía como nunca pensó que lo haría.

Se dió la vuelta y trató de ignorarlo, fingir que no lo había visto... quizási fingía lo suficiente, podría llegar a pensar que solo había sido una ilusión y el joven sentado en aquella esquina no era quien pensaba... si, eso era su mente le jugaba una mala pasada, solo eso...

Mientras estaba esperando por su cappuccino con esa mirada ya perdida se dió cuenta de que alguien había entrado a la cafetería. Alguien que había tenido deseos de ver y que a la vez quería matar. Es decir, el sentimiento era algo extrañísimo, y ni siquiera entendía que era lo que quería pero... ¿era verdad?

Peor... se dió cuenta de que había notado su presencia a pesar de estar tan lejos y peor, lo estaba mirando pero luego se volteó. ¿Por qué lo había hecho? Seguro no era él ...¿o sí?
Tenía que probarlo así que se levantó de su asiento y fue a donde estaba, viéndose totalmente ridículo pues, casi se escondía detrás de otra persona que sólo lo miró de forma extraña.

Por fin se decidió y lo encaró, después de todo él era un hombre ¿no? -Miharu... -dijo estando a un metro de ese joven que tanto había querido o que tal vez aún quería. -¿Qué estás haciendo aquí..?

Volteó a verlo al reconocer aquella voz y sentía como si le estuviesen encajando una daga en el pecho, sin embargo su rostro permanecía calmado, como si apenas hubiese reconocido al otro, lo poco que había logrado con Shin, abrirse a alguien, demostrar sus sentimientos, ahora se había perdido, no volvería a hacerlo, no quería volver a ser lastimado.

-solo vine por un encargo

Contestó con voz seria y lo más calmada posible, tanto que en verdad parecía que no le importaba estar con ese joven a lado.

-tu que haces aquí?

Su voz y su rostro sin mueca de dolor le habían sorprendido bastante. ¿Es que acaso ya se había olvidado de él? ¿Así de fácil...?

-Hm.. entiendo. Estoy aquí porque me aburro de mi vida, vine a romper la monotonía con un cappuccino que por cierto ya se tardó. -se recargó en la barra donde servían los cafés y lo miró de reojo-. Te ves diferente. -suspiró y luego se revolvió el cabello tratando de calmar su inquietud. Y su enojo por una idea erronea: lo había olvidado así como así.

Se encogió de hombros, no quería decir nada más, ni siquiera podía voltear a verlo, le dolía el simple hecho de recordar lo que habían pasado juntos y como en un segundo todo se podía perder, fingió acomodar su cabello para tallar uno de sus ojos, no debía ser débil de nuevo, Shin se veía tan.... tranquilo y eso solo lo lastimaba aun más.

-diferente como?

En realidad no quería quedarse ahí... tan solo deseaba que el dueño se apurara y regresara con el encargo.

-Simplemente diferente. -dijo sin voltear a verlo de nuevo.

Se mordió la lengua para no decir alguna estupidez. Ya había sido muy imbécil al haberle hecho sufrir tanto y que por ende, también había resultado herido. No cumplió su promesa y todo por sus estúpidas bromas. Pero... ¿porqué? ¿porqué no todo podía ser como antes? ¿Podría alguna vez ser todo como antes?

Tragó saliva y luego apretó la mandíbula para contener su coraje, impaciencia y dolor. Poco después carraspeó la garganta y con una voz muy grave y enojada le dijo al mesero que vió de pronto: -Apúrate. Tengo prisa. Y él también la tiene.

Volteó a verlo al escuchar eso último, eso más bien había parecido que ya quería que se fuera, ¿tanto lo odiaba que ni siquiera soportaba estar con él un momento? Eso había sido demasiado.

-no se preocupe, le diré a mi tía que vengo luego, tenga lista la orden por favor

Ya no podía esperar más, ese encuentro dolía demasiado, no había esperado verlo ahí... de ser posible hubiera sido mejor no verlo de nuevo, quizá así no se sentiría como estaba en ese momento, sin mas se levantó y se dirigió a la puerta.

Un comentario mal empleado o tal vez lo había mal entendido ¿no? sí, eso había sido.
Pensó en tratar de enmendar su error pero simplemente cometía uno tras otro.. era un bueno para nada.

Pero era ahora o nunca. Caminó detrás de él y lo tomó de la mano antes de que saliera. De nuevo tragó saliva, tratándo de darse "el valor" de poder hablarle de nuevo... hasta que pudo. -Nunca dije que quería que te fueras... Nunca pienso en lo que digo.

El sentir la piel de Shin contra la suya le hizo estremecerse de pies a cabeza y la coraza comenzaba a romperse lentamente, volteó a verlo tratando de no reflejar emoción alguna y su rostro no lo hacía, sin embargo sus ojos reflejaban el dolor que le causaba aquello.

-Sh.... Natsume.... qué es lo que hace?

Ni siquiera podía llamarle por su nombre y ahora el sentir su piel rozar la propia... le hacía recordar aquellas noches entre sus brazos, aquellas noches en que solo quería permanecer abrazado a su lado, pensando que nada podría separarlos y antes de que pudiese notarlo una lágrima corrió por sus mejillas.

Resopló al escuchar sólo su nombre. ¿Porqué no podía llamarlo como siempre lo hacía?

Apretó el puño que tenía libre causandose daño a sí mismo. No podría contenerse por mucho tiempo y tampoco era como si tuviera "mucho tiempo".

Ni siquiera trató de safarse de su agarre y eso ya era ganancia pero seguía "diferente". No le gustaba esa faceta de él. Era casi como cuando lo había conocido. Díficil de tratar, díficil de hacerle hablar pero... de algun modo él lo conocía y no lo olvidaba por completo. Y aunque quisiera hacerse el fuerte estaba completamente seguro de que ninguno de los dos estaba bien. Entonces si no estaban bien separados... debían de estar juntos ¿o qué debían de hacer? Ahora le preocupaba más su bienestar que el propio así que sólo una palabra salió de su boca: -Stay.

Aquello le había confundido un poco más, no lo entendía, sin embargo se sintió tonto cuando sintió aquella lágrima correr por su mejilla, la limpió casi inmediatamente con la manga de su sueter, sin embargo comenzaron a caer más lágrimas mientras continuaba tallandose las mejillas tratando de detenerlas, y lo que más le molestaba era no saber porque había comenzado a llorar de la nada.

-maldición... detenganse....

Cubrió su rostro con sus manos, tratando de que de esa manera Shin no lo viera, aunque era inútil.

Negó con la cabeza. Sentía como si alguien le estuviera oprimiendo el pecho y dolía. Dolía bastante aún ver el intento de Miharu por no querer llorar.

-Puedes llorar, no hay vergüenza en ello. -ya había soltado su mano para dejarlo ser.
Cubrió el cuerpo del menor con sus manos, como antes lo había hecho. Lo abrazó fuertemente y pegó su cabeza a su propio pecho. Si Miru iba a llorar por él, qué mejor que cubrir su llanto con su propio cuerpo...

En realidad no estaba cuerdo. Estaba loquísimo y no sabía que hacer. Probablemente no tuvo la mejor idea pero.. qué mas da.

Pensó en separarse del mayor... aunque solo lo pensó, antes de caer en cuenta de lo que estaba pasando simplemente se había terminado aferrando al cuerpo ajeno mientras seguía llorando.

-soy un idiota....

susurró ahogadamente, no quería admitirlo, seguía amando al hombre frente a él, le había dado lo único bueno de él, había cambiado por él... y desde que habían terminado se sentía tan solo, sin deseos de vivir o hacer algo más.

-No. Yo soy el idiota. -agregó después de que sintió los brazos del otro en su cuerpo. Al menos algo sí le había salido bien. -Perdóname... por favor.

Tenía ganas de decirle que todo estaba bien, o que pronto lo estaría pero ¿qué tal si no era lo apropiado? ¿qué tal si simplemente estaba equivocado? Pensaba que en realidad no era lo mejor que Miru podría tener, pero tampoco quería que estuviera con otra persona. Después de todo era suyo. Había sido suyo. Y... jamás permitiría que otra persona lo tocase.

Tomó el rostro del menor entre sus manos y lo hizo mirarlo por unos segundos antes de besarlo con una necesidad indescriptible. Anhelaba tanto esos labios que no pensaba en otra cosa.

No tenía palabras aun, estaba pensando en que podía decir cuando el mayor lo besó, abrió los ojos sorprendido de lo que ocurría; no podía creer aquello, parecía un sueño, tantas veces había soñado con sentir una vez más los labios del mayor, correspondió el beso torpemente, como si nunca en la vida lo hubiese hecho... como si fuese su primer beso, en el fondo tenía miedo de que terminara.

Poco a pocosus manos se aferraron al cuerpo ajeno, demostrando su temor, temía queal separar sus labios o al soltarlo el mayor desapareciera, o despertara en su cama solo descubriendo que aquello entre sus msnos no era más que una almohada.

¡Le estaba correspondiendo el beso! Oh, Dios... era mucho que soportar. Estaba tan inseguro de sí mismo que en primer instante pensó que lo rechazaría o aún peor, que saldría corriendo muy lejos de él pero hizo todo lo contrario.

Había tenido tantas ganas de saborear sus labios de nuevo que ni siquiera prestó atención a la gente que pudo haberlos visto. Su mundo era él. Su vida le pertenecía a él. ¿Qué más podía pedir?

Se separó lentamente de su beso y retiró las lágrimas que corrían por las mejillas del menor. Trató de sonreirle un poco para después abrazarlo fuertemente. No quería que todo eso fuera una especie de mala jugarreta.

Sus labios se separaron y pensó que en cualquier momento despertaría solo ensu cama, como siempre había estado y probablemente de no haber conocido a shin así hubiese sidopor toda su vida, sinembargo contrario a ello sintió las manos del mayor limpiar sus mejillas para luego abrazarlo con fuerza, seguía pensando que era un sueño... un sueño del cual deseaba nunca despertar.

-no me dejes.... no de nuevo....

Susurró con voz quebrada y dolida, en un inicio había aparentado que no le importaba que terminaran, se había hecho el duro, pero... el saber que al final del día no habría unos brazos que le reconfortaran a unos labios que besar... o una simple sonrisa para animarlo le volvía loco.

-No lo haré. Estoy contigo ahora ¿no? -le dijo mientras lo pegaba a su cuerpo. Las lágrimas también se hacían de él y ya no podía controlarlas como había tratado de hacer anteriormente.

-Perdóname... en verdad, lo siento tanto. -tomó el rostro del menor entre sus manos y lo besó de nuevo. Tantas veces como pudo. No quería darse cuenta de que era una broma... quería probar que era verdad. Y que por una última y única vez podía estar con él.

Era cierto que estaba con él en ese momento, pero cómo estar seguro de que dentro de unos días el mayor no volvería a dudar y lo dejaría tirado como un jueguete viejo, aunque simplemente asintió, abrazandose al otro, quizá era una idiotes lo que hacía, momentos antes pensaba que jamás volvería a entregar su corazón... sin embargo ahí estaba entre sus brazos.

-e..está bien....

Susurró débilmente sin saber que más decir, estaba... confundido.

Quería quedarse así por un poco más tiempo pero ya sentía la mirada de alguien ageno al asunto sobre su espalda. Y sin razonar tanto supo que era el mesero... seguro ya tenían sus encargos.. y eso quería decir que de nuevo alejarían sus caminos pues cada uno tendría que hacer lo que le correspondía. Pero no quería. No quería abandonarlo de nuevo. No así de sencillo.

-Miru.. ven. -le pidió amablemente. Secó las lágrimas de ambos rostros para tratar de darles una mejor imágen en la escena aún si no importaba en lo absoluto. Lo tomó de la mano y se encaminó hasta donde se encontraba el mesero quién estaba sumamente extrañado y con cierta mueca en el rostro por tal situación.

-Mira... ya tienen tu encargo y mí cappuccino pero... ¿puedes quedarte un poco más? ¿Cónmigo? -preguntó como si la respuesta fuera algo esperado por millones de espectadores en un reality show. Dios... estaba divagando tanto en su mente que ya no estaba seguro ni de lo que pensaba en realidad.

Se mordió el labio inferior y asintió levemente, quería quedarse con Shin, no quería irse así nada más, tomó el paquete que le tendía el encargado y le dió a la vez el dinero que su tía le había mandado para que pagara aquello.

-creo que puedo quedarme un poco....

Le sonrió un poco más calmado y caminó junto al mayor para poder sentarse con él en una de las mesas cercanas, se sentía aun algo torpe, así que alo único a lo que atino fue a tomar una servilleta y limpiarse las pocas lágrimas que le quedaban.

-¿Gustas algo de beber? -le preguntó, seguramente le caería bien algo calientito.. además estaba preocupado por él.

Se había sentado a su lado y no al frente del menor para poder rodearle los hombros con su brazo derecho y acercarlo a su cuerpo.. no quería despegarse otro momento más de él.

Besó sus cabellos y luego su frente. -Tranquilo.. ya estoy aquí.

-no me preocupa que esteso no.... lo que no sé es si te quedarás....

Era cierto, eso era a lo que le temía, tenía el paquete justo enfrente de él y solo se dedicaba a verlo, estaba nervioso y aun estaba un tanto renuente a aceptar del todo a Shin, sin embargo lo amaba, lo que más quería era estara su lado, pero tenía tanto miedo de que lo volviese a dejar con la misma "fácilidad" de antes.

-la vez anterior dijimos tantas cosas... tantas promesas y no las cumplimos, las promesas son asquerosamente sencillas de romperse.... no quiero pasar de nuevo por ello, pero, tampoco quiero estar solo y ser solo.... yo

Sonrió tristemente y volteó a verlo, en ese momento estaba más vulnerable que nunca, como nunca se había dejado ver y nuevamente era Shin quien podía verle de esa manera.

Tragó saliva.. y casi carraspea la garganta pero no... Fue un golpe bajo... en tan poco tiempo...

Sí. No había cumplido sus promesas. Y además de que no lo había hecho se sentía decepcionado de sí mismo por ni siquiera haber seguido sus ideales, sus metas o sus reglas. Era como si se hubiera dejado llevar por algo bastante estúpido. Y por supuesto, el problema no había sido darse cuenta de las consecuencias que sus actos habían traido consigo sino el hecho de aceptarlas.
Aunque fuera ya un hombre... también seguía siendo un niño totalmente inmaduro a veces. Y esas veces siempre era mero instinto. Y ... nada bueno salía de allí.

Se había quedado callado. Estaba pensando en las palabras del menor. Y en todos los momentos que habían pasado juntos, desde que incluso se hubiesen conocido. Sentía que era lo mejor estar a su lado pero también... ¿qué tal si esta vez tampoco podía cumplir las promesas? Seguro no lo aceptaría ni tanto él ni tanto Miharu. Entonces ¿qué quedaba por hacer?

El silencio de Shin le hizo dudar nuevamente, al parecer no estaba dispuesto (o listo) para volver a una relación, al parecer Shin acababa de hacer su desición, volteó a verlo con una leve sonrisa, aunque al instante de notaba que estaba triste, tomó el paquete denueva cuenta y se puso de pie.

-está bien... no te preocupes, entiendo....

Se alejó un paso, no deseaba alejarse, el destino había sido tan dulce (o cruel, aun no estaba seguro) para reunirlos en aquel lugar y ahora no sabía que era lo que debían hacer, pero Shin no parecía muy dispuesto a volver con él.

-quizá... nos veamos luego..

-¿...Siempre te alejas de mí cuando me callo? -lo tomó de nuevo por la muñeca, impidiéndole seguir.

-No malinterpretes mis silencios, por favor. -casi le suplicó. Agachó un poco la cabeza unos segundos y cuando la subió para mirarlo lo hizo con una sonrisa. -Aún no te he dicho que quiero que te vayas. Tú no quieres irte tampoco. -lo jaló levemente hacia su propio cuerpo y así pudo abrazarlo de nueva cuenta.

Recargó su cabeza en el pecho del menor y besó su ropa, inhaló su aroma y se apretó a su pequeño cuerpo. -No te dejaré escapar.

De alguna forma, recordó cuando Miru jugaba con su cabello, divertídisimo por eso.. deseaba que lo hiciera de nuevo. Deseaba con muchísimas ganas ver una sonrisa de felicidad en sus labios.

Aquello había sido inesperado, pero definitivamente algo hermoso y muy lindo de parte del mayor, había hecho muchas cosas que le hacían acelerar el corazón pero definitivamente eso era algo que lo había hecho sonrojar y sorprenderse como nunca, dejó el paquete en la mesa y se abrazó igualmente al otro, aunque no lo quisiera admitir aun lo amaba... demasiado.

Se estaba aferrando a su cuerpo como si su vida dependiese de ello, pero tenía razón, no quería irse.

-entonces me dejes ir... mantenme a tu lado....

Susurró débilmente, de cierta forma estaba avergonzado, pero también se sentía muy feliz de sentir aquel abrazo.

Subió el rostro a verlo y le sonrió de medio lado, vió levemente el sonrojo en él. -Miru... bésame. Bésame.. -murmuró.

Cerró los ojos esperando a que lo hiciera. Si lo hacía quizá volvería a sentirse tan amado y tan dependiente de él como anteriormente.

¿Qué sucedería después? No importaba. El pasado y el futuro realmente no existen. Lo que existe es el presente. Y en ese presente, en ese momento.. estaba con su pequeño Miru. No pedía más.

No pudo evitar sonrojarse completamente al escucharle decir aquello, tenía deseos de llamarle tonto y alejarlo por haberle causado tanta verguenza, pero... no en ese momento, cerró sus ojos lentamente y lo besó tal y como le había pedido.

Abrazó suavemente al mayor por el cuello y continuó besandolo lentamente, sintiendose estremecer una vez más con el contacto, como si hace años que no se hubiesen besado, a pesar de saber que no habían pasado más que unos minutos.

Se sintió aliviado al ver que lo haría. El menor estaba sumamente sonrojado y eso le encantaba. Se le veía tan lindo...

Entonces.. correspondió a su beso con ansias. Los brazos del menor lo tocaban de nuevo, de esa forma tan familiar, tan anhelante, y tan cálida a la vez.

Se separó después de unos segundos y volvió a la posición anterior. Nunca lo había abrazado de esa forma. Aunque él estuviera sentado y Miru parado se seguía viendo tan pequeño no era algo que no pudieran manejar, ¿no?

Además quería besar su estómago... quería besarlo por completo. Quería que estuviera a su lado sin interrupciones. Así que entonces le propuso: -Vámonos de aquí. A un lugar más privado... ¿te parece?

A un lugar mas privado.... sabía lo que eso significaba y... sinceramente poralguna razón le hacía sentirse algo nervioso, aunque eso no significaba que rechazaría la invitación, vió el paquete en la mesa y lo pensó tan solo un momento, igual y a su tía no le urgía aquel encargo... ya luego le diría que se encontró con un "amigo" y se distrajo charlando.

-si, vamos....

Se mordió el labio inferior pero le sonrió suavemente, demostrandole que le encantaba la idea.

-y.. a donde iriamos?

-A un lugar donde nadie podrá oír tus gritos... -dijo con un tono tenebroso, en broma por supuesto luego soltó una risa pues seguía siendo un tonto.. -Hahahaha.. no, no.. ya.. sólo ven conmigo.

Se levantó de su asiento y tomó al menor de la mano. Dejó allí su cappuccino, no importaba. También sostuvo el encargo que llevaba Miharu, y antes de salir pagó por lo que ni siquiera se bebió y dió las gracias, por supuesto.

-Ya. ¿Te parece si nos vamos al pueblo o algo así? -le preguntó con media sonrisa en su rostoro, tan típico de él.


[D: puedes abrir otro post?]

Rió un poco sintiendose cada vez más relajado en compañía del otro, todo parecía un sueño, o como si aquella pelea y el termino de surelación nunca hubiese sucedido, debía pensar en algún lugar donde pudiesen estar solos, en privado sin ser molestados por nadie... y... bueno, tenía una idea....

-claro, vamos al pueblo, creo que sé de un lugar donde estaremos cómodos

Tomó la mano ajena tímidamente y comenzó a guiarle a "ese" lugar donde pudiesen estar cómodos.