Recuerdame por siempre [Priv. Miharu ~ +18]

Levantó las manos por encima de su cabeza y sólo unió dos de sus dedos, para poderse estirar adecuedamente.

Si bien no tenía mucha imaginación a la hora de escoger lugares para sus citas con su novio, sin duda, esperaba que el bosque, más específico la zona de Camping estuviera a toda su disposición.

Ya había pagado por un lugar un poco apartado de las demás personas que estarían por la zona. Ya tenía la tienda puesta y super lista para ser usada en caso de que así quisiera alguno de los dos. Ahora sólo faltaba que su novio llegara, y quizá después irían a recorrer el bosque o quién sabe... Mejor no nombrar las ideas que tenía en mente, son secreto ¿no es así?

Dió un pequeño suspiro y totalmente animado habló para sí mismo: -Ésto está perfecto. Sólo espero a que llegues, pequeño. -sonrió por el simple hecho de recordarlo. Ah... debía admirlo: aunque su recuerdo era totalmente agradable, no era nada como tenerlo de frente. Pero como dicen, se espera por lo bueno así que ahora a ser paciente. Esperaba que si hubiera decidido venir con él, en una cita, de nuevo. -Ojalá si hayas recibido mi mensaje, me muero por tenerte entre mis brazos-.Se sentó sobre el pasto, a un lado de la tienda y el tiempo comenzó a írsele entre suspiros y profundos inhalamientos.

Si bien el mensaje de Shin pidiendole que se vieran no le había sorprendido si le había hecho feliz el recibirlo, así que en cuanto preparó sus cosas fue en busca del chico, llevaba una pequeña mochila, en la cual cargaba un cambio de ropa... nunca se sabía con Shin, un repelente para mosquitos, un par de sandwishes y botes de agua, tampoco podía confiarle cosas como aquellas a Shin...

Llegó justo a tiempo para escuchar las palabras que shin pronunciaba entre suspiros, lo cual le ganó un enorme sonrojo, no podía presentarse ante él de esa forma!!! Se escondió detrás de un árbol tratando de calmar su sonrojo y su agitado corazón, pero cada vez que creía haberse calmado escuchaba un suspiro de parte del mayor y e sonrojo en lugar de desaparecer parecía aumentar, maldito fuera Shin que lo hacía sentir tan.. tan... vulnerable....

-estúpido....

Susurró suavemente antes de sorprenderse por el sonido de su celular, ahora recordaba que su tía le había dicho que le llamara al llegar al lugar para no preocuparse,lo había olvidado por completo.

Se encontraba pensando en su persona especial, e incluso estaba ideando un plan para irlo a buscar, y es que... quizá no había recibido su mensaje. Quizá no sabía como llegar. Maldita sea, iría a buscarlo...

Y justo cuando se levantó, decidido a ir por su pequeño escuchó un tono de celular y fue inmediatamente al lugar de donde provino el sonido. "¡Qué sorpresa! Tal vez mi curiosidad no sea tan mala después de todo." pensó para sí mismo al encontrarse con la persona que más quería y por la que había estado esperando.

-Miru... -pronunció casi al instante. Y si hubiera mucha distancia probablemente habría corrido porque así de ansioso estaba... sin embargo, sólo acortó el espacio entre los dos y rapidamente lo estrechó entre sus brazos. Oh... su diminuto cuerpo comparado con el suyo era tan... simplemente estaba sin palabras. Transcurrió mucho tiempo antes de volver a verlo y sinceramente, aunque tenía tanto que decirle, que contarle, se quedó sin aire, sin palabras. Sólo disfrutó su contacto. -Te extrañé demasiado. No sabes cuánto. -murmuró.

Se sintió algo tonto cuando Shin lo encontró, no pudo decir nada, simplemente se dejó abrazar, cerró los ojos y correspondió el abrazo levemente, dejando caer el celular a la tierra, no le importaba que siguiera sonando ya le regresaría la llamada luego y diría que no había escuchado el tiembre o algo así.

yo también te extrañé demasiado...

Susurró contra la piel de su cuello, lugar donde escondía su rostro ya que estaba demasiado avergonzado como para verlo a los ojos, mejor permanecer de aquella forma mientras su rostro trataba de volver a su color natural.

-eres un tonto... debiste haber llamado antes

Y como siempre no pudo evitarlo, tuvo que insultarlo... era como si aquella fuese su forma de decirle cuanto lo amaba.

-Lo sé, siempre he sido un idiota. Pero eso no cambia el hecho de que eres lo que más quiero de éste mundo. -lo apretujó contra su cuerpo, y con sus manos cubrió casi en su totalidad la espalda de su amante, de su novio, de su todo.

-Lo haré más seguido aunque espero que a mí sí me contestes. -bromeó, más que nada para tranquilizarse a sí mismo; estaba demasiado emocionado... sí, era como un niño cuando se encontraba con Miru después de mucho tiempo. Y era gracioso porque, justamente, era un adulto ya, de más de 20 años. Por tan sólo un lapso de tiempo se preguntó que tan irónico era el asunto.

-¿Cómo estás, pequeño? -le preguntó con un tono de preocupación mezclado con cariño después de unos segundos, aspirando profundamente, reconociéndo con el sentido del olfato su tan característica esencia.

Sin importar cuantas veces insultara a Shin este siempre sonreiría y diría que si, no sabía porque, pero amaba eso de él, quizá en era el único en todo el planeta capaz de soportar su malhumor y su distanciamiento repentino, él jamás buscaba a Shin, por más que muriera de ganas por verlo siempre esperaba a que fuese el mayor el que lo buscara y le pidiese salir y siempre lo hacía... tenía miedo de que un día esa llamada del mayor jamás llegase, pero no podía evitar ser así de frío y distante, simplemente era su forma de ser, finalmente sonrió levemente y se separó del pecho ajeno para verlo a la cara.

-estoy muy bien "porque estoy contigo" -completó la frase con su mente, pero antes mordería su lengua y moriría que decirlo en voz alta tan fácilmente - y tu? que haz hecho sin mi?

Preguntó y sin darle tiempo a responder le robó un suave y tierno beso, digno de un "inocente" niño... cosa que él no era, pero en fin.

-Matan... -no terminó la frase. Sinceramente había hecho algo muy malo pero no era tiempo de revelarlo [XD DRAMA, DRAMA!]. Y mucho menos ahora que pensaba pasarsela pero de maravilla con Miharu.

Iba a responderle otra cosa pero fue sorprendido por uno de esos besos tan suyos. Oh... ya parecía que se le habían olvidado, que se había perdido de ellos en tanto tiempo. Le correspondió el beso y se apropió de él durante unos segundos, succionando sus labios, y lamiéndolos antes de separarse escasos centímetros: -Me alegro de que estés bien, Miru... ahora... ven. -le indicó y deshizo el abrazo tan sólo unos momentos.

Recogió el celular que antes se le había caido y lo guardó en su sudadera. Tomó su mano con firmeza y tiró levemente de él para que emprendieran su paso rumbo hacia la tienda -¿No tienes frío o sí? -preguntó pues parecía que iba a lloviznar muy pronto, y una brisa totalmente helada se hizo presente para confirmárselo.

Cuando se separó de los labios de Shin sintió como si le faltara algo... o mejor dicho como si recién encontrase algo que había perdido y ahora tuviera la necesidad de no separarse de eso ni un segundo, la verdad nunca le habían parecido agradables ni interesantes las reacciones que podía tener un cuerpo humano junto a otra persona, los nervios, la sudoración de las manos, la sensación de mariposas en el estomágo, la excitación, todo eso le parecía una rotunda tontería, sin embargo al estar junto al mayor no podía evitar sentir todo aquello, junto al acelerado latir de su corazón, se dejó llevar por Shin algo adentrado en sus pensamientos sobre aquellas sensaciones hasta que las palabras de Shin y una fría ventizca le hizo reaccionar.

-vaya que si hace frío....

Susurró casi para si mismo pegandose discretamente al cuerpo ajeno, deseaba sentir un poco del calor que le hacía tanta falta.

-shin... te he extrañado horrores....

Confesó finalmente, pero trató de no darle "mucha importancia" de lo contrario Shin se pondría en uno de esos lapsus estupidus que solía tener... aunque a deir verdad no le molestaba.

-Lo sé, comprendo totalmente el sentimiento a decir verdad. Pero hoy es diferente, pensé que podríamos pasar un tiempo por aquí... -hizo un mohín con su mano libre, señalando en ese pequeño gesto todo el panorama. Era como un claro, cubierto totalmente por árboles, y al traspasar esos árboles se encontraba un pequeño lago donde quizá podrían nadar... así, sin ropa.

-Joh... nadar en el lago sin ropa... -se le escapó decir sin siquiera darse cuenta de que estaba diciendo una fantasía suya al menor. Rápidamente intentó cubrir el hecho con otra cosa: -Eh, digo, ojalá que no caiga una tormenta. -puso detrás de la nuca su mano, intentando parecer ingenuo y natural pero fue inútil.

-Ehmmm... Si quieres cargo eso por tí. -le señaló su maleta, y se ofreció a hacer tal tarea, después de todo no quería a Miru cansado para cuando llegara la noche.

Y como siempre los lapsus estupidus del chico habían salido a reucir, sonrió levemente al escuchar aquel "nadar en el lago sin ropa".... quizá luego le cumpliría esa fantasía... pero por el momento no pudo evitar sentirse ligeramente avergonzado y darle un codazo por el comentario.

-no te hagas el tonto que bien que te escuché...

Le reclamó para luego sotar con total desfachates su maleta para que le cargara la maleta, no es que quisiera parecer un niño mimado, pero era su castigo por soltar aquellos comentarios torpemente.

-aunque... pensandolo bien, si en realidad no cae una tormenta....

Volteó a verlo con una sonrisa amplia y completamente "inocente" parecía resaltar un aura angelical de su cuerpo, aunque cualquiera que lo conociera sabría que aquello no era más que su maldad emanando de una forma "dulce".

-quizá podríamos ir a nadar juntos... y.. bueno... desnudos... después de todo, no hay nada que no hayamos visto antes ya, o si?

Un tenue sonrojo apareció en sus mejillas haciendole ver aun más dulce, más... violable, la verdad le encantaba molestar al mayor.

-Mmm... pues según revisé ésta mañana, antes de venir, lo máximo que habría sería una ligera llovizna, nada del otro mundo y eso sólo porque estamos en el bosque, pero nah, no creo que haya tormenta... y si es así... creo que lo mejor que podríamos hacer es ¡calentar nuestros cuerpos desnudos para no enfermarnos! -dió un saltito totalmente emocionado de la idea, sí, era bastante estúpido, inmaduro y "noble" en algunas veces pero joder, no debían de juzgarlo, cuando alguien está contento ¿no actua estúpido? ¿No sonríe y hace cosas estúpidas para alegrar a la persona que quiere? ... al menos Shin sí, y era especialista para ésto.

Apretó levemente la mano del otro, sintiendo la textura de su piel que hacía tanto no era suya, es más, que no veía... ese calorsito característico se le hubo olvidado sin embargo, ahora su memoria física parecía retomarlo. -Y claro... tienes razón, y aún espero el día en que seas tan alto como yo. Quizá así no me vea como un pedófilo... -sonrío ampliamante, incluso mostrando sus dientes; luego se le acercó y se inclinó poquito para besar sus cabellos-. Aunque... tampoco me quejaría si te quedas así para siempre. -le susurró.

No pudo evitar dejar escapar una leve risita en cuanto escuchó las palabras ajenas, en verdad que Shin solía comportarse como un estúpido cada vez que se encontraba feliz y eso a su vez le hacía feliz, dejó que apretara su mano con delicadeza, devolviendo el gesto instantaneamente, no pudo evitarlo y aunque le hubiese gustado ocultar su felicidad terminó soltando una carcajada, demostrando lo mucho que le divertía estar con el mayor, y es que en verdad se le ocurría cada tontería.

-jajajajajajajajaja eres un tonto! siempre serás un pedófilo, no importa como lo veas, además... está claro que aun me falta mucho por crecer, seguramente seré tan alto o aún más que tu...

La verdad no sabía si hacía aquel comentario para molestar un poco a Shin o para darse ánimos a si mismo, y es que en verdad, no había crecido mucho que digamos, a pesar de que estaba en "edad de crecimiento", la idea de quedarse "enano" le molestaba, pero cuando pensaba en el sentimiento de "pedófilia" del mayor gracias a su estatura... bueno, quizá podría soportarlo un poco más.

-Sí, sí, claro, sigue soñando. -se dignó a decir. Claro que por supuesto que no le dejaría crecer más que él. Se vería absurdo que Miru fuera más grande que él. No. No. No. Ni siquiera quería pensar en eso. Lo aceptaría siendo alto, sí, pero no MÁS alto que él. Joder, no.

-Pero ah... no es mi culpa que tú tengas 14 y yo 20. Es tu culpa por ser un mocoso sexy, que sólo sabe darme rienda suelta. -se rió por lo bajo. Sentía que en sus palabras había verdad y al mismo tiempo broma. Ah. ¿No era eso bueno?

En fin, caminando de poquito en poquito, con Miru tomado de la mano y con la otra cargando su maleta llegaron a la tienda que había preparado. Se separó momentáneamente de él y se adentró a la tienda metiendo su maleta y depositándola en un rinconsito para que no arruinara los sleeping-bags que tenía listos.

Después de unos momentos, divertido por una idea que acababa de tener sacó la cabeza (y únicamente esto) fuera de la tienda y con una burla en la boca le habló: -No sabía que guardabas porno en tu maleta. -era mentira, sólo era una "extorsión" para hacerle entrar. Seguro con eso iría directo a él por la verguenza.

Y nuevamente... Shin sabía como hacerle guardar silencio nuevamente, aunque no que estuviese molesto, sino que el hecho de ser llamado "mocoso sexy" vaya, pues, de cierta forma le gustaba y a la vez le hacía sentirse un tanto apenado, mientras pensaba si debía reclamar el "mocoso" o simplemente aceptar y agradecer el calificativo de "sexy" no fue sino hasta que Shin entró en la tienda que se dió cuenta que cualquier comentario a esas alturas sería algo tardío, por lo que esperó un momento a que el mayor acomodara todo dentro, pero cuando se dispuso a entrar a la tienda, la cabeza ajena salió acusandole falsamente... aunque dicha acusación a pesar de ser falsa, no pudo evitar que se sonrojara notablemente, le había tomado desprevenido.

-yo no cargo porno en la maleta! sino soy tu!

Trató de calmarse y tomar aire para pensar sobre aquellas palabras, eso no se quedaría así, claro que no... además, qué hacía Shin abriendo su maleta sin su permiso?

-hey! además que andas viendo en mis cosas?

Sin más entró a la tienda de campaña, empujandolo un poco para asegurarse de la integridad de su maleta y que el mayor no hubiese "sembrado" evidencia en a misma para avergonzarlo más.

-Jiji... -apenas pronunció eso y le dió media vuelta al asunto: cerró la tiendra con su mano agil abre/cierra zippers mientras, sin poder evitarlo, se le dibujaba una sonrisa, amplia, malvada, era un demonio, joder, y lo disfrutaba demasiado.

-¿En serio creías que revisaría tus cosas? -se sentó en la entrada/salida de la tienda, cubriendo la abertura, había caido en su trampa y por nada del mundo le dejaría salir, no sin su permiso. -Soy un bastardo, pero no me dedico a eso del acoso. -flexionó una pierna y deshizo el nudo de las agujetas de su calzado, segundos después hizo lo mismo con la pareja y puso éstos en una esquinita. Le miró detenidamente, al fondo de la tienda, joh... qué iluso había sido, incluso demasiado ingenuo.

-Deberías de preocuparte únicamente por hecho de que estás aquí conmigo, y que no te voy a dejar escapar por ningún motivo. -sacó de la bolsa de su sudadera el celular de su novio que antes había recogido del pasto; lo miró por unos segundos para después apagarlo y dejarlo cerca de los zapatos. Entonces regresó su mirada al pequeño protagonista de sus fantasías-Ni siquiera vas a poder pedir ayuda. -el tono de su voz había cambiado, estaba sombrio, incluso daba miedo. Las pupilas se le hicieron pequeñas, agudizando su vista.

una vez que estuvo dentro de la tienda se acercó a su maleta comprobando que esta estuviese intacta, aunque no fue sino hasta que escuchó aquella risilla que se dió cuenta del grave "error" que había cometido, sin embargo se dejó hacer por el mayor, en poco tiempo sus zapatos estuvieron en una de las esquinas de la tienda, alzó una ceja al ver como apagaba su celular despreocupadamente, tan solo esperaba que su tía no quisiera contactarlo... O bueno, el lugar podría tener mala señal el lugar, o... Bueno que rayos importaba eso? Solo le importaba el hecho de que se encontraba junto al mayor, aunque la voz con la que hablaba le hacía sentirse un poco íntimidado en el fondo sabía que Shin era incapaz de hacerle algo que lo lastimara, por lo que trató de relajarse.

-así que no eres de la clase acosador, eh?- llevó una mano a su pecho y fingió que se encontraba "despreocupado" a la vez que sonreía tiernamente cual chico inocente, le gustaba jugar con la tolerancia y las ganas del mayor.

-me alegra que no lo seas, eso significa que realmente puedo confiar en ti, ne... Shin, tengo frío, podrías abrazarme?- nuevamente hizo uso de aquella expesión infantil e inocente que ya muy bien aprendida tenía a la par que se sbrazaba un poco a si mismo.

Ahhh... todo su plan se vino abajo. ¿Por qué demonios no había mostrado ni tantito miedo?

Suspiró pesadamente, completamente decepcionado de sí mismo por no causarle ni pizca de miedo, ni de temor, ni de nada parecido. Joder, estaba frustrado pero qué se le hacía. Ni modo, lo único que le quedaba era resignarse y acatar las órdenes del pequeño... sí, era un mandilón-cumple-caprichos-de-su-novio.

Y aunque estaba por dentro enfadado no podría dejarlo escapar así de fácil, era más la felicidad que sentía cuando le tenía cerca que otra cosa. Aún si le arruinaba los planes, y por supuesto se lo haría saber: -Arruinaste mi broma... mocoso. -ahora él era el "mocoso" viendosele sacando la lengua de forma infantil. Aunque, era una mezcla. Sí. Una mezcla de emociones. Y además, era demasiado bipolar... no podrían juzgarlo sin antes conocerle.

Escuchó su voz resonar dentro de la tienda pronunciando una confesión que probablemente no era mentira pero... No se detuvo mucho a pensar en si eran o no verdad las palabras del otro, justo en el momento no tenía cabeza para cosas "buenas y tiernas" sino más bien deseaba "sembrar la semilla del mal" en el menor. ¿Qué tal estaría verle enfadado? ohh... mejor aún, rogándole porque lo dejara salir del tormento que le haría pasar. Joder... ¿por qué no era un hombre dedicado al mal si era tan fácil cometer tales actos?

Pero el enfado, la frustración y parte de su inmadurez se presentaron al mismo tiempo. Se cruzó de brazos e hizo el rostro hacia un lado. Imagínenselo, un adulto haciendo un puchero sólo porque su acompañante de menor edad era resistente al miedo ó porque, como mencionó, "confiaba en él". -Date calor a tí mismo. -volteó a verle mientras se le formaba una sonrisa de cínico en el rostro, continuo a sus palabras: -Podrías empezar a jugar contigo mismo y así sentirías calor. Estarías excitado. Y seamos realistas, a mi me gustaría verte así también. -soltó una carcajada sin poder evitar verle la burla en el asunto.

Quizá no era el mejor demostrando sus emociones pero sin duda una carcajada siempre le venía bien fuera cual fuese la razón de haber sido producida. Y no vayamos tan lejos, ¿de cuándo acá un demonio no es burlón? Prefería ser un cínico, un maldito, un burlón a un amargado.

No pudo evitar que su boca se abriera en sorpresa y de no ser que su mandibula se lo impedía probablemente esta hubiese ido a dar hasta el piso, sabía que le había arruinado la broma, y es que... Shin no le daba miedo del todo, quizá sino le hubiese quitado los zapatos y tan solo se hubiera avalanzado sobre él, otra cosa sería, pero... bueno, ese no era el caso, el punto era que... le había rechazado "córtesmente" aunque de igual manera a su vez como las palabras ajenas le habían sorprendido, también le habían avergonzado un poco... pensó en matarle el chiste de nuevo, sin embargo eso sería cruel, después de ver la cara de decepción de Shin cuando no siguió su juego anterior, cortarle la inspiración una vez más amenazaba un Shin malhumorado o deprimido... lo cual era peor que lo primero.

-yo... solo?

Debía admitir que aquello aun le daba algo de vergüenza, no sabía como debía empezar, no iría a tocarse "ahí" directamente... pero también le parecía algo tonto acariciarse el pecho o algún otra parte del cuerpo antes... maldición, su cabeza daba mil vueltas sobre el asunto y no podía decidir nada.... al final de cuentas terminó dandole la espalda a Shin en silencio, no sabía como tomaría el mayor aquella acción, pero la verdad... no quería que lo viera cuando empezaba.

-eres un pervertido... cómo puedes pedirme esas cosas?

Su voz sonaba algo molesta, aunque esa siempre había sido su manera de esconder la vergüenza, sin embargo mientras hablaba aprovechó para disimular el sonido de la cremallera, comenzando a tocar su entrepierna discretamente, mordió su labio inferior mientras continuaba las caricias, sintiendo como efectivamente su cuerpo comenzaba a sentir poco a poco el calor.

El menor le mostró la espalda y él no hizo más que fruncir el ceño, prueba de su enfado. Seguramente se le había arruinado la cita. Y confirmándoselo a sí mismo, le dijo eso. Era un pervertido. Ah.. se escuchaba tan ofensivo si lo decía de esa forma, pero al mismo tiempo, sí, joder... al mismo tiempo había algo allí. No sabría como explicarlo, es sólo que sabía que estaba algo oculto.

Deshizo el cruce de sus brazos y a gatas se acercó al menor, sin hacer ningún ruido, aprovechando aquel sutil movimiento copiado de los felinos. Y, siguiendo con su pequeña actuación, se arrodilló justo detrás de él, quedando más alto sin duda. -¿Qué estás haciendo? -una pregunta inútil, he de confesar; inclinó su rostro, acercándose al ajeno; dió una mirada hacia abajo y oh! qué se encontró...

...No pudo evitar reír por lo bajo. ¡Le había hecho caso! Estaba "jugando consigo mismo". -Ah... Miru, eres tan ingenuo. -se atrevió a decir, sin pensarlo mucho realmente. Y como se había comido un perico (sieeeempre lo hace) empezó con sus elocuencias: -Mírate... ¿es que tanto así deseas que venga hacia tí? -suspiró levemente, si esas eran sus intenciones estaría feliz de ayudarle, por supuesto que sí.

Sin embargo... un poco de juego no estaría nada mal. Por lo que le sugirió algo: -Si piensas en mí, podrás disfrutarlo aún más. -susurró contra su oído, sin siquiera tocarle, sólo unas cuantas palabras malintencionadas (sí, porque era un malvado hasta con su novio) y pronto obtendría algo no precisamente planeado.

¿Improvisto? Quizá.

Seguía tocando lentamente su entrepierna, tratando de no hacer ruido para que Shin no notara lo que estaba haciendo, sin embargo no contó con que el otro fuese a asomarse a ver lo que estaba haciendo, en cuanto la voz ajena se dejó escuchar, abrió los ojos completamente sorprendido y alzó la mirada con un gran sonrojo cubriendo sus mejillas, mientras su mano había quedado estática, sosteniendo su miembro, estaba muy avergonzado por aquello.

Le escuchó burlarse un poco de él y se sintió aun más avergonzado y estúpido por lo que estaba haciendo y estuvo a punto de realmente huir lejos de él y cerrar su pantalón, pero las palabras del mayor susurradas tan suavemente en su oído... le hicieron reconsiderar aquello, pasó saliva aún algo nervioso y cerró sus ojos y se recargó en el cuerpo ajeno que estaba a sus espaldas, de esa manera el mayor tendría una mejor visión de lo que hacía, pero no tenía aun el valor suficiente de verlo mientras hacía aquello, así que permaneció con los ojos cerrados, mientras su mano reanudaba aquel lento vaiven sobre su entrepierna.

-ahhh... shin....

Gimió suavemente mientras continuaba con los movimientos de su mano, mientras en su mente realmente trataba de reflejar las veces que habían estado juntos, recordando como le tocaba... sin darse cuenta su otra mano se había colado entre la ropa, bajando un poco más el pantalón, dando espacio a que sus dedos tantearan entre sus nalgas, acariciando igualmente como hacía Shin cadavez que le preparaba.

-mnhh... shin... ahhh...

¿Cómo...? Ah, estando sin palabras... qué desesperación. ¿Cómo podría lidiar con aquello? Se le veía tan sexy, tan lindo, tan débil, tan... tan... ah! no había en verdad adjetivo que describiera a su novio tal cual, o por lo menos no podía concentrarse realmente en uno.

Él lo había dicho en broma, y le había tomado la palabra. Ahora bien, incluso estaba murmurando su nombre, incluso se le había recargado para darle mejor vista... -Miru... ¿acaso tienes idea de lo que estás haciendo? -de nuevo otra pregunta estúpida, y no retorica, no, sino que... estaba realmente sorprendido. No entendía muy bien como era que todo tan pronto estaba así, es decir, todo había sucedido muy rápido que ni siquiera se dió cuenta de su influencia sobre el menor. ¿es que eso le demostraba algo?

-Hmmm... eso es mi amor. Utiliza tu imaginación al máximo. Imagina que son mis manos y mi cuerpo el que se hace del tuyo. Imagina que se está fundiendo junto al mío y... -utilizó apenas susurros contra su oído hasta que se desvaneció a propósito su voz; estaba resistiéndose lo más que podía, era un jueguito y estaba siendo participe de éste (indirectamente). Aunque había una regla impuesta por si mismo: -No te tocaré. Por eso debes imaginarlo.

Ahhh!! Se moría de ganas de ayudarle a su tarea, realmente la voz del menor resonando en sus oídos, con ese tonito precisamente, estaba volviéndole loco. Bueno, más de lo que ya estaba. En ésta ocasión era diferente, no deseaba tocarle sólo porque quería guardar en su memoria la imagen del pequeño nombrándole y quizá... como pequeño castigo por haberle arruinado la broma, esperaría hasta que Miru no pudiera aguantar más y tuviera que aguantarse su orgullo... y le rogara por estar unidos, una vez más... o quizá... quizá... ah! no había palabras.

La pregunta inicial le hizo sentirse algo inseguro... como si Shin no deseara verlo de aquella manera, aunque cuando sus palabras continuaron y finalmente inclusive le animaron a seguir con sus acciones asintió levemente y continuó con aquellas caricias, recordando a Shin... cada roce, cada palabra dulce o pervertida que le susurraba cuando hacian el amor.. lentamente introdujo uno de sus dedos, comenzando a moverlo a la vez que trataba de recordar aun mejor las manos de Shin contra su piel, recorriendo cada centimetro de la misma.

-ahhh.. sh..shin... m..más...

Susurró para si mismo, siendo apenas audible para el mayor a la vez que adentraba aun más su dedo, moviendolo en circulos, hasta que pudo meter un segundo dedo, continuando con aquel movimiento ensanchando su entrada, mientras tanto su otra mano no dejaba de masturbar su miembro haciendole respirar aun más agitadamente, estaba deseoso de que aquellas manos fueran las del mayor, que le envolvieran con un calor aun más sofocante que el que estaba sintiendo en ese momento.

-mnnhh... ahhh.. ah...

Continuaba gimiendo libremente mientras sus dedos penetraban con fuerza su cuerpo tal y como Shin solía hacerlo cada vez que se sobreexcitaba, lamía y mordía sus labios alternadamente, tratando de recordar como se sentía cuando Shin le besaba apasionadamente, definitivamente... amaba su memoria, pero desearía aun más sentir las manos ajenas sobre su cuerpo.

-¿Más? ...vamos Miru, sólo tienes que pedirlo y lo haré. -una sonrisa de cínico se le dibujó, incluso ladeó el rostro del menor para que volteara a verlo, y al mismo tiempo, para contemplarle sin ningún reproche. -No puedo creer que verdaderamente estés haciendo ésto en mi nombre. -se relamió los labios y al mismo tiempo los dientes pues su sonrisa no hacía más que agrandarse. La idea de verle así era deliciosa, y su pequeño cuerpo era apetitoso para él, sin duda. De su tan vil mueca su rostro lucía desfigurado.

-Si tan sólo me lo pides, yo... -puso delante del cuerpo del pequeño una mano, muy cerca de él, pero no manteniendo contacto, sino más bien simulándolo. Mientras que con su zurda (en completa libertad) desabrochaba el botón de su pantalón y bajaba el zipper sin producir ningún ruido, así de ágil era con ese tipo de tareas y no pregunten porqué.

Sus gemidos jamás se habían ahogado y de eso estaba muy consciente. Cómo le encanta hacer escándalo.. pero parte de eso recurría a su dulzura, incluso a su ingenuidad perdida a causa de un tonto albino.

Pero ¿acaso podía negarse? ¿acaso podría decir que no lo había disfrutado? Después de todo hay placer en el dolor, por muy pequeño que sea, hay cierto placer y nadie puede negarlo. Es una idea retorcida, pero al final es verdad. Y ah... si seguía con eso pronto su propio autocontrol no serviría de nada, se le abalanzaría y lo haría suyo de una forma ruda, o dulce, o juguetona. Quién sabe, simplemente lo haría suyo por hoy y... para siempre.

Entreabrió los ojos un poco, logrando vislumbrar a Shin entre su mirada cegada por el placer que se estaba brindando a si mismo, pero por supuesto sabía que el hecho de que fuesen sus propias manos y no las de Shin quienes le tocaban le restaba demasiado placer a aquella situación; pero ahora se preoguntaba si realmente podría pedirle a Shin que fuese él quien le tocara, siendo que inicialmente el "castigo" era que el mayor no le tocaría para nada, no quería rogar por que lo tocara, quería que lo hiciera cuando quisiera... pero... al ver los ojos del albino en estos se podía ver exactamente el mismo deseo que el sentía por ser tocado.


-ha...hazlo...

Susurró bajito esperando que le hiciera caso y atendiera sus necesidades.. sin embargo conocia lo maldito que podía ser Shin así que sacó sus dedos de su interior y alejó su mano de su entrepierna, buscando con las mismas las manos ajenas para guiarlas lentamente a donde segundos antes sus manos se ocupaban de complacerle, así aceleraría un poco aquea tortura que seguramente Shin debía estar maquilando en su mente.

-por favor Shin..

No dijo nada. Quizá había resultado su plan, quizá no, quizá realmente sólo estaba bromeando con él y quizá todo había empezado rápido... sí, desde el instante en que le hizo caso y empezó a jugar con sigo mismo.

Ah... qué fascinante. -¿Cómo no lo haría? Si eres mío... y sólo mío. -murmuró contra su oído y aprovechó la cercanía para besar y moder muy levemente el lóbulo de su oreja, pasando dentro de unos segundos a su cuello y dedicarse el tiempo allí... -Mmmm... extrañaba ésto. -le besó con más intensidad en esa zona, e incluso le dió una mordidita y para que no sufriera (ah qué noble...) lamió apenas.

Así mismo, fue "guiado" por el menor a tocar su entrepierna con las dos manos pero él sólo necesitaba una para hacerse de esa parte tan sensible, y tan altamente desquiciable. Pero nah, no le gustaba mucho eso de estar siendo guiado y no porque le restara puntos al atrevimiento del menor, no, sino que era mucho mejor hacerlo a su forma, claro, sin olvidarse de las necesidades de su pareja. Por lo que comenzó a acariciarle, sumamente lento. Como antes, estaba dándose su tiempo.

Quiso decir que el también extrañaba aquello, encontrarse entre los brazos del mayor, recibir sus caricias y besos, sus mordidas, todo... todo era algo excitante y le encantaba, sin embargo justo cuando planeaba contestarle, sintió como la mano ajena comenzaba a acariciar su entrepierna con una verdadera maestría que lo volvía loco, sus movimientos eran lentos y suaves, pero definitivamente se notaba la habilidad que Shin poseía para volverlo loco con aquellos roces, respiraba agitadamente mientras removía un poco sus piernas, se sentía tan bien que no sabía que hacer o decir conforme a todas las caricias.

-ahhh.... Sh...Shin...

Sus manos se aferraron al brazo ajeno, encajando apenas un poco sus uñas, se moría por que aumentara la velocidad, moría por sentir las manos ajenas por todo su cuerpo, que cada centímetro de su piel fuese cubierto por el tacto ajeno y le recordara lo que era sentirse completamente amado.

-t...te amo... Shin.. te amo..

susurró muy débilmente, como si temiera que el otro le escuchara decir palabras tan dulces y a la vez tan "infantiles".

Sonrió ampliamente cuando escuchó decirle esas palabras, tan para sí mismo. Ahhh.. qué placer, incluso qué dicha el poder ser para alguien lo más importante y que con esas pequeñas dos palabras... con esas dos... pudiera interpretarse... ¿o tenía el concepto errado? por supuesto que no, o al menos estaba seguro de que era lo más importante para el pequeño, aún si todavía no conocía mucho de sí mismo.

-¿Y qué pasaría si yo te dijera que también te amo, Miru? -susurró contra su oído aprovechándose de la cercanía. Y continuó con su pequeño discurso, o mejor dicho, empezó con su cuestionante: -¿Por qué empezaste sin mí? -fingió sentirse ofendido pero no pudo evitar reírse poquito, todo había sido provocación suya y joder, había funcionado de maravilla.

Al mismo tiempo que hizo esa pregunta presionó levemente la entrepierna del menor con su pulgar pero después dejó de emitir tal "fuerza" y continuó con el movimiento constante de ir hacia arriba y hacia abajo.

Y estando de lo más tranquilo, coló su mano libre por debajo de la camisa de su novio, acariciando con agilidad su abdomen, cadera, e incluso apegándolo más contra sí (si es que se podía).

Estaba perdido en el placer que le brindaba la cercanía de Shin, todo en aquel encuentro le estaba volviendo loco, cada caricia le hacía perder el juicio y finalmente como una cereza adornando el pastel, la sensual voz de Shin en su oído, relamió sus labios un poco, sabía que él también lo amaba aunque a veces ambos se mostraran inseguros de aquellos sentimientos,

-ahh.. tu me lo pediste...

Se estremeció un poco, entreabriendo un poco más sus piernas en cuanto Shin reanudó las caricias, estaba deseoso por sentir mas de aquello, por volverse uno con Shin, mordió un poco su labios inferior y masculló un par de maldiciones entre dientes.

-por favor... hazlo Shin... deseo más...

Movió un poco sus caderas tratando de que el mayor aumentara el ritmo de las caricias al igual que el sentir "un poco más" estaba deseoso de sentir "algo" dentro de él.

Una maldita, descarada y cínica sonrisa se formó en su rostro. Sí, simplemente era magníficamente gratificante escuchar un "por favor... hazlo Shin... deseo más..." era demasiado... ¿cómo describirlo? ¿cómo describir el sentimiento que se produce cuando uno obtiene lo que quiere y aún más? Sí... ésto era simplemente indescriptible.

-¿Acaso me crees capaz de negarme? -era un poco extraño estar de espaldas cuando siempre habían estado de frente haciendo aquello, era, en esencia, algo maravilloso y por demás estimulante... sí, el hecho de ver a tu amante ser entregado a ese nivel de placer aunado con sentimientos por tí es increíblemente excitante. Se aumenta ese nivel de temperatura y de adrenalina en segundos.

-Dime si te gusta... o no... -apenas le habló en un hilito de voz por querer escuchar gemidos, eran ensordecedores... eran abrumadoramente lindos.

Continuó con su movimiento con la diestra, presionando levemente el miembro de su pequeño, estaba jugando con sus dedos.. todo era parte de eso. Era un maldito juego en el que amaba participar. La meta: Miru.

-Dime si me necesitas o si puedes hacerlo tú mismo... -eh, trampa. Esa era un arma de doble filo y esperaba que la comprendiera pues sólo eso le confirmaría una teoría personal. Mordió apenas uno de sus hombros y luego sólo lo hizo con su ropa, quitándosela con los dientes y con ayuda de la zurda.

Ah, esas prendas totalmente estorbosas.

Su mente estaba cegada por el deseo, pensando únicamente en cuanto amaba al mayor y en como deseaba que lo hiciera suyo, cada caricia le robaba el aliento y aunque sabía que todo lo que hacía el chico era desesperadamente lento por el simple placer de jugar con èl y hacerlo "sufrir" aun así no le importaba y en cuanto escuchó aquella "pregunta", no pudo evitar contestar automáticamente.

-te necesito Shin... te necesito demasiado....

Su voz nacía en medio de gemidos mientras sus piernas se removían un tanto ansiosas, su cuerpo gritaba por más, odiaba las prendas que impedían el roce de su piel con la ajena y sin embargo se odio un poco más a si mismo al darse cuenta de la fácilidad con la que le había otorgado al mayor aquellas palabras que deseaba, aunque en el fondo no le importaba demasiado, comenzaba a acostumbrarse a aquello, bajar completamente sus defensas cuando estaba con Shin, hablar sin problemas, decir y expresar lo que sentía verdaderamente, mordió su labio inferior y volteó a verle de reojo, ya que aun permanecía a sus espaldas.

-te necesito....

Susurró una vez más antes de besar los labios ajenos con suavidad, como si aquel fuese su primer beso... no estaba del todo seguro del porqué pero... le gustaba esa sensación.

-Miru... -se sonprendió un poco al escucharle así, de inmediato. Su corazón se aceleró y comenzó a latir rápida e intensamente. Apenas entendía que esas palabras eran las causantes de tal reacción. Que le necesitaran... y no sólo una vez, sino que hasta lo hubo repetido. Sí, había escuchado con claridad pero eso no quitaba el deseo de escucharle una vez más.

-Descuida... te aseguro que estaré para tí.. así como ahora. -su voz mezclada con ese placer que le brindaba era satisfactorio y por demás excitante. Siendo sinceros, sólo Miru tenía el poder de hacer reaccionar a su cuerpo de esa manera; sólo ese pequeño podía crear en él una ansiedad que sólo podía eliminarse con su presencia. Y es que siempre pasaban largos lapsos de tiempo para que volvieran a encontrarse.

Ladeó un poco más el rostro para aminorar la tarea del menor. Entonces así pudo corresponder de lleno a su beso, suavemente, apenas moviendo sus labios para mantener ese ritmo lento pero constante. Aunque era momento de vomitar sentimiento, ya saben, la costumbre: -Miru... te amo... No olvides, jamás, que soy tuyo. Sólo te pertenezco a tí. -murmuró contra sus labios.

En verdad que no entendía como era posible que aquel chico, que era tan torpe y a veces demasiado borde en sus acciones y palabras, pudiese decirle cosas tan hermosas, definitivamente pareciera que el chico guardara toda esa ternura para momentos justos como aquel, en los que por más que quisiera, no podía evitar ruborizarse, sentir el aliento ajeno chocar contra sus labios, susurrando palabras tan dulces le hacía sentirse indefenso y a la completa merced del mayor, escucharle decir que lo amaba bajaba todas sus defensas, era como un león salvaje el cual se volvía manso con una simple caricia, así se sentía cada vez que Shin le confesaba su amor y a esas alturas no había coraza de frialdad o mueca o palabra despectiva que pudiese ocultar la realidad, que él también estaba perdidamente enamorado del mayor.

-yo también te amo Shin.... te amo hasta el punto que si me dejas me muero....

Selló finalmente sus labios en un nuevo beso y la verdad era aquella, aunque siempre presumiera de ser muy duro de corazón, o que el mayor le era indiferente, no era verdad, podía decirle que lo mataría o lo hacía sufrir si lo dejaba, pero en realidad no sabía si sería capaz de cumplir aquellas palabras que solía decir con tanta rudeza.

Escuchó sus palabras y pensó en reprocharle, no estaba dentro de él la decisión de abandonarse mutuamente. No recordaba pero, estaba seguro de que en alguna ocasión le dijo que él no terminaría algo que le había costado mucho trabajo construir, y mucho menos porque no habían tenido problemas o discusiones, y si había sido así, habían sido simples malentendidos y nada del otro mundo que no se pudise solucionar con la verdad. Porque, tenía que confesarlo, jamás le había mentido al menor y mucho menos en sus sentimientos, era él quien era el dueño de su corazón (XD iba a poner quincenas XDDDDDD).

Correspondió a su beso, completamente, y sin poder evitarlo se apropió de él, dejándose llevar pero también haciendo que el otro empezara a ser estimulado pues ya había dejado entrar su lengua en la hermosa y pequeña cavidad del menor. Ese músculo suyo buscaba tener un mejor contacto con la que era su gemela, la de su novio. Sus formas, su sabor, incluso el calorsito y la húmedad que por obvias razones tenían lo volvían loco, aún más de lo que ya estaba.


El movimiento de mis manos no aminoró, sino que hizo todo lo contrario, aumentó su velocidad. "Heme aquí, a tu lado, Miru, estímulándote y robándote el aliento en un beso" fue lo que pensó, fueron palabras no-pronunciadas que jamás saldrían de su boca, era demasiado egoísta y demasiado imbécil como para romper un beso que le encantaba, y mucho menos, podía, acaso, dejar de tocar esa zona tan sensible en el cuerpo del menor.

Y todo ésto sólo provocaban esa reacción que tanto le encantaba sentir, estaba empezando a excitarse con tan sólo besarle y tocarle. Le necesitaba demasiado, y no sólo por algo físico, sino porque Miru, aquel pequeño niño que antes había sido indiferente con todo el mundo, ahora parecía un pequeño e indefenso animalito entre sus garras, sus malditas garras.

(hubieras puesto quincenas, en serio XDD)

Su aliento era robado por el mayor de aquella forma tan espectacular, su cuerpo siendo complacido por las expertas manos del joven mientras sus labios se fundían en un beso con los ajenos, podía sentirse más cercano a él que nunca, aunque sabía que siempre sería así, sin importar que tan cerca o que tan lejos estuviera, Shin siempre estaría con él, y aunque sonara asquerosamente cursi, siempre estaba... en su corazón.

Sus manos se acercaron delicadamente al cuello ajeno el cual acariciaron suavemente, paseando intermitentemente entre su echo y su nuca, para finalmente enredar un poco sus dedos en el largo cabello ajeno, lamió un poco los labios ajeno y finalmente les dió una suave mordida marcando de esta manera el final de aquel ansiado beso, necesitaba respirar pero se sentía aun más necesitado por los labios ajenos, así que en cuanto recuperó un poco el aliento nuevamente se unió a los mismos en un nuevo y excitante beso que le hacía perder la razón....

Razón que aparentemente había ido disminuyendo conforme su relación con Shin avanzaba.,.. pero ¿a quién le importa eso? -probablemente a su tía, pero eso a él no le mortificaba- Estaba enamorado y eso era lo único que contaba para él.