Profugos... [Priv. Miharu] [+18]

-Si salgo, te enojarás. Si me quedo, también. -comentó después de haberlo escuchado. Todo estaba mal, tanto Miru como él.

Se levantó de donde estaba sentado y apagó la TV. Se puso de frente a Miru y entrecerró los ojos para enforcar mejor su vista. -Me vas a odiar haga lo que haga. -comentó en un hilo de voz, se inclinó y besó su frente, esperaba un golpe, era un completo idiota pero lo que sentía por Miru no era mentira.. sólo.. sólo necesitaba estar solo y relajarse.

-Ya me voy. -le avisó con voz queda, ya erguido se dirigió a la cocina, donde estaba la otra puerta. Ni siquiera se molestó en ver si se había quedado abierta o cerrada, una vez fuera se echó a correr hasta que sus pies no le dieron para más.

No le molestaba que saliera o se quedara, le molestaba la manera en la que lo decía.... cerró los ojos un momento, quizá eso era un error... ni siquiera podían ponerse de acuerdo en algo tan sencillo, se quedó un par de minutos en el sofá, sentado, pensando en todo lo que habían pasado hasta ese momento, se levantó con esfuerzo y salió de la casa por la puerta principal, miró una última vez el lugar, tenía varios recuerdos de la playa, el hotel y aquel lugar... pero quizá ya era hora de volver a casa.

-Quizá solo sea un amor de verano...

Caminó lejos del lugar, tomando una ruta que no fuera el sendero normal, quería huir, todo había pasado muy rápido... quizá no era el tiempo de ellos dos.

Se paró cuando encontró un lugar donde no se escuchara nada de gente o ruido siquiera. Tomó una bocanada de grande lo suficientemente grande y gritó lo bastante sonoro como para casi desgarrarse la garganta. Sintió el aire demasiado pesado después de haber gritado. Cayó de rodillas y agachó su cabeza mirándo sus manos palidas. -Eres un idiota.. te hubieras muerto de verdad... Lo has lastimado -dijo para sí mismo.

Se mordió el labio inferior para romper en llanto, no era de tristesa sino de coraje por haber huído de nuevo; por haberse ido y dejarlo solo; por no haber estado ahí cuando lo necesito; y por sobre todas las cosas por no haberle correspondido con un Te Amo.

Así como llegó se regresó a la cabaña pero para su sorpresa Miru no respondía, entonces se preocupó. Si atinaba a lo que había pensado, el menor habría huído por otro camino. Intentó llamarlo por su nombre y por la manera especial en que le decía pero no lo escuchaba responder. Gritó y gritó hasta quedarse con los labios secos y la garganta con un deje de desgarre.

Caminó lejos de aquella cabaña tan lejos como pudo, hasta que se sentó a descansar, se había despejado un poco, desgraciadamente no tanto como deseaba, shin y él peleaban demasiado, dolía la indiferencia del mayor, pero estaba seguro.. no, no lo estaba.... no podía estar seguro de que a Shin le doliese cuando él era indiferente, se revolvió el cabello, quería desaparecer, huir, regresar a casa y....no, aunque lo intentase no podría olvidar a Shin... entonces solo volvería a casa y estaría deprimido, pensando una y otra vez en él, en que quizá debío volver...

-soy un idiota....

Se odiaba asimismo por no poder ser unchico dulce y lindo que tratara a Shin bien, que no lo hiciera enojar y que no se enojara tan fácilmente, sin embargo, no podía, no podía cambiar su forma de ser nada más porque si.

-debería volver....

Ahora no podía hablar y Miru no aparecería. Iría por su dinero y empezaría a buscarlo. Se dirigió a la cabaña de regreso y para su sorpresa en el camino se encontró a Miru. Corrió hacia él y lo abrazó demasiado fuerte, pensaba que le había ocurrido algo. Quería decirle que lo perdonara pero le dolía demasiado la garganta por haber estado gritando y si le decía que había sido su culpa o intentaba reprocharle sólo empeoraría más las cosas.

Lo abrazó como si hubieran habido años de no verse. Tomó el rostro de Miru entre sus manos y besó sus labios, aunque los suyos estaban un poco secos no le importó, sólo quería abrazarlo.. y sentirlo cerca.

Iba caminando con lentitud de regreso a la cabaña, con un poco de suerte Shin ni siquiera había vuelto, aunque al escuchar los pasos de alguien corriendo hacía él y al alzar la mirada le sorprendió ver al mayor yendo hacía él, no esperaba aquel abrazo, era.... un abrazo desesperado el cual correspondió, al igual que el beso, al diablo sus peleas y sus diferencias..... nopodía estar sin Shin, simplemente ya no podía.

-perdona.... te amo.... no puedo evitarlo.... te amo...

Susurró suavemente, contra sus labios, tratando una vez más de no llorar.

Quería pedirle disculpas por haberlo lastimado, por haberse ido y por haberle hecho sufrir en general. Quiso hablar pero su garganta dolía demasiado, y todo por maldito, estúpido y gritón.

Se separó de sus labios y tragó saliva intentando hablar nuevamente -Miru.. también.. te.. amo.. -se quejó al último, la voz no le salía como debía ser y quiso romper algo de la impotencia. Aunque desechó esos deseos, tenía a su novio a su lado, a salvo, en buen estado y sintió que todo estaba bien. Todo estaba bien de nuevo.

-Per..do..na..me... tú.. a ..mí.-dijo por fin, dió un suspiro de alivio, pensó que todavía no podría caminar bien así que lo cargó en sus brazos con cuidado de no lastimarlo más y se dirigió hacia la recepción de las cabañas.

Una vez dentro, lo dejó en uno de los sillones de allí y lo recostó. Le sonrió a són de que no se preocupara, que todo estaría bien; a todo esto le agregó un beso en su frente y entonces vino el encargado. Tomó un papel y una pluma y escribió que necesitaba algo para su garganta, agua, y también alguna medicina o crema para las heridas; le pagaría en cuanto le llevaran aquello. Como P.D. pidió que hiciran el aseo de la cabaña lo antes posible. Y que no hicieran preguntas de qué había pasado o no ahí.

Regresó con Miru y le dió un ligero beso en los labios sin importarle si los veían o no. Sería un doblemente estúpido si negaba lo que antes le había dicho.

Sentía su cuerpo temblar entre los brazos ajenos, se aferraba con fuerza al cuerpo de Shin y sin embargo aún sentía que no era suficiente, que en cualquier momento podría safarse de sus brazos y desaparecer, pero no quería, no quería que se fuera de su lado, todo eso corría por su mente, parecía un remolino de pensamientos, sin embargo parecía como side pronto todo se hubiese callado para dejar resonar en su cabeza aquellas sencillas palabras, aquellas que les hubiesen ahorrado tanto momentos antes.

Sus mejillas se sonrojaron completamente, no podía creer aquello, estaba sorprendido y un tanto avergonzado, pero... le gustaba eso, no quería pensar que quizá lo decía por compromiso... a su parecer, era una declaración completamente sincera y que hacía a su corazón latir más rápido que nunca.

No supo si contestó a su disculpa, simplemente se dejó cargar por el chico, que lo llevara a donde quisiera, no le importaba, quería estar con él. Correspondió el beso que le dió después de hablar con el encargado, lo abrazó y besó una vez más.

-te perdono si tu me perdonas... y... que te pasó enlagarganta?

Asintió a lo que había dicho. En realidad creía que el único culpable había sido él mismo y no el menor pero si lo aceptaba quizá podría limpiar su consciencia.

-Grité.. -dijo después de carraspear su garganta. Le dolía hablar y era fastidioso porque ahora tenía ciertas cosas que quería tenerle en claro, deseaba decirle cuánto lo quería pero no podía.

Suspiró tratando de calmar su frustración. Le sonrió de nuevo y negó con la cabeza indicandole que no se preocupara por él. Ya pronto vendrían con lo que hubo encargado y sería más fácil explicarle todo.

Besó suavemente el cuello del chico, como si quisiera besar su garganta, no quería forzarlo y... en ese momento a su parecer no importaban las palabras, era mejor solo estar abrazado a él, pensando que cada vez que lo necesitara, ahí estaría para él.

-esta bien, solo.... abrazame...

Recargó su cabeza en el pecho ajeno, abrazandolo porel cuello, esperando que Shin hiciera lo mismo.

Lo abrazo apenas pronunciadas esas palabras. Por eso lo quería demasiado. Parecía tan vulnerable en momentos así que lo hacía querer cuidarlo por siempre aunque no lo necesitara en lo absoluto.

La vida no era tan compleja cuando estaban los dos así, abrazados o besandose. Se preguntó si podrían hacerlo para siempre.. hasta que sus brazos no dieran para más y sus besos dejaran de ser infinitos. Deseó que aún después de la muerte pudieran estar juntos... quizá se estaba haciendo una persona más dulce... Bueno no, no dejaba de ser idiota. Era un dulce idiota.

Besó sus cabellos y dejó que escuchara sus latidos, cuando estaban así sentia un ligero cambio: eran un poco rápidos.

Se sintió un poco más relajado en cuanto sintió el abrazo, el corazón ajeno palpitaba acompasadamente, era más que suave y relajante, cerró los ojos y se quedó así hasta que volvió a caer en los brazos de morfeo, dormía una vez más, ese día lo había pasado dormido casi por completo.

Pero era mejor así, al menos ahora podía soñar que por siempre estaría con Shin, que aunque fuese algo cursi, era lo que deseaba, estar con él y ser el único en su corazón, el cual en ese momento, sabía latía de esa forma solo por él.

Sintió como el abrazo se fue haciendo más ligero a medida de que Miru se quedaba dormido en esa pocisión. Llegó a la conclusión de que debía llevarlo a la cabaña a descansar por completo. Si quería dormir lo dejaría dormir. Si quería comer le llevaría comida. Ahora, de nuevo, sentía y estaba seguro de que no lo dejaría solo de nuevo, no a menos que se lo pidiera. Anteponiendo sus necesidades sobre las propias.

Daría todo por ese niño, y trabajaría más en sus palabras. Sabía que a veces tann sólo una acción suya o palabras-no-dichas lastimaban a las personas. Cuidaría sus palabras y trataría de sentir más. Cambiaría para ser un mejor hombre, alguien que pudiera llenar completamente a Miru.